POEMAS

POEMA ORACION A LA BANDERA 

DE ABRAHAM VALDELOMAR
Hija de San Martín y nieta de Manco Cápac, madre de Grau y Bolognesi, en la hora magna de la libertad, bajo la paz del cielo claro y convexo, ante la cruz de la religión y ante la espada del heroísmo, ante la legión infantil que venera y canta, yo.

niño aun, que seré mañana joven y fuerte, en nombre de las naciones en primavera, te hago el voto de mi vida en flor y te saludo ¡ Oh bandera, ala de la victoria, alma y sustancia de la libertad, símbolo augusto de la patria libre!Bendita seas por que en tus rojos pliegues esta la sangre de mi sangre, la sangre de mi padre y de mi madre, la sangre de mis abuelos, la sangre que por ti derramaron todas las generaciones;

benditas seas por que pensando en ti, los niños nos haremos mas buenos; por que viendo en extraña tierra tu imagen, sentiremos el beso de la madre, el beso de la hermana, el afecto lejano y el bienestar distante; bendita seas por que tu encarnas el ideal sobre la tierra; por que tu eres el ideal mismo hecho ala en el viento y pliegue bajo el azul del cielo.

Por que fuiste ave con Chávez, pujanza con Elías Aguirre, ala con Ugarte, sudario con Grau, anhelo con Tupac Amaru, idea con Unanue, músculo y nervio con zela, gracia con Palma, música alada con Chocano.

¡Malditos sean los que no siguen tus colores, malditos sean los que no te adoren de rodillas, malditos sean los que no sueñen con tu grandeza!


 ACUERDATE DE MI 
DE CARLOS AUGUSTO SALAVERRY
¡oh! Cuánto tiempo silenciosa el alma
Mira en redor su soledad que aumenta
Como un péndulo inmovil: ya no cuenta
Las horas que se van!

No siente los minutos cadenciosos
A golpe igual del corazón que adora
Aspirando la magia embriagadora
De tu amoroso afán.

Ya no late, ni siente, ni aún respira
Petrificada el alma allá en lo interno;
Tu cifra en mármol con buril eterno
Queda grabada en mí!

Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
Muerto para el amor y la ventura
Esta en tu corazón mi sepultura
Y el cadáver aquí!

En este corazón ya enmudecido

Cual la ruina de un templo silencioso,
Vacío, abandonado, pavoroso
Sin luz y sin rumor;

Embalsamadas ondas de armonía
Elevábanse a un tiempo en sus altares;
Y vibraban melódicos cantares
Los ecos de tu amor.

Parece ayer! ...de nuestros labios mudos
El suspiro de ¡"adiós" volaba al cielo,
Y escondías la faz en tu pañuelo
Para mejor llorar!

Hoy... Nos apartan los profundos senos
De dos inmensidades que has querido,
Y es más triste y más hondo el de tu olvido
Que el abismo del mar!

Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio,
Qué la distancia, ni los altos montes?
Ni qué son esos turbios horizontes
Que mira desde aquí;

Si al través del espacio de las cumbres,
De ese ancho mar y de ese firmamento,
Vuela por el azul mi pensamiento
Y vive junto a tí:

Si yo tus alas invisibles veo,
Te llevo dentro del alma estás conmigo,
Tu sombra soy y donde vas te sigo
Por tus huellas en pos!

Y en vano intentan que mi nombre olvides;
Nacieron, nuestras almas enlazadas,
Y en el mismo crisol purificadas
Por la mano de dios.

Tú eres la misma aún; cual otros días
Suspéndensetus brazos de mi cuello;
Veo tu rostro apasionado y bello
Mirarme y sonreír;

Aspiro de tus labios el aliento
Como el perfume de claveles rojos
,y brilla siempre en tus azules ojos
Mi sol, ¡mi porvenir!

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
Mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
Y ocultas a través de tu sonrisa
Lágrimas de dolor;

Pues mi recuerdo tu memoria asalta,
Y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
Y hasta el ambiente mismo que respiras
Te repite ¡mi amor!

¡oh! Cuando vea en la desierta playa,
Con mi tristeza y mi dolor a solas,
El vaivén incesante de las olas,
Me acordaré de ti;

Cuando veas que una ave solitaria
Cruza el espacio en moribundo vuelo,
Buscando un nido entre el mar y el cielo,
¡acuérdate de mí!

POEMA LOS HERALDOS NEGROS 
 
-  Cesar Vallejo -

Hay golpes en la vida, tan


fuertes...¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios;

como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma...

¡Yo no sé!



Son pocos; pero son...

Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de

bárbaros Atilas;

o lo heraldos negros que nos manda la Muerte.



Son las caídas hondas

de los Cristos del alma,

de alguna fe adorable que el

Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos

son las crepitaciones de algún pan

que en la puerta del horno se nos quema.



Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos,

como cuando por sobre el hombro

nos dan una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,

como charco de culpa, en la mirada.



Hay golpes en la vida,

tan fuertes... ¡Yo no sé!

EL AMOR DE LAS SELVAS 
DE JOSE SANTOS CHOCANO
Yo apenas quiero ser humilde araña
que en torno tuyo su hilazón tejiera
y que, como explorando una montaña,
se enredase en tu misma cabellera.

Yo quiero ser gusano, hacer encaje;
dar mi capullo a las dentadas ruedas;
y así poder, en la prisión de un traje,
sentirte palpitar bajo mis sedas...

¡Y yo quiero también, cuando se exhala
toda esta fiebre que mi amor expande,
ir recorriendo la salvaje escala
desde lo más pequeño hasta lo más grande!

Yo quiero ser un árbol: darte sombra;
con las ramas, la flor, hacerte abrigo;
y con mis hojas secas una alfombra
donde te hecharas a soñar conmigo...

Yo quiero ser un río: hacer un lazo
y envolverte en las olas de mi abismo,
para poder ahogar con un abrazo
y sepultarte en el fondo de mí mismo.

Yo soy bosque sin trocha: abre el sendero,
yo soy astro sin luz: prende la tea.
Cóndor, boa, jaguar, ¡yo apenas quiero
ser lo que quieras tú, que por ti sea!

Yo quiero ser un cóndor, hacer gala
de aprisionar un rayo entre mi pico;
y así soberbio..., regalarte un ala,
¡para que te hagas de ella un abanico!

Yo quiero ser una boa: en mis membrudos
lazos ceñirte la gentil cintura;
envolver las pulseras de mis nudos;
y morirme oprimiendo tu hermosura...

Yo quiero ser caimán de los torrentes;
y de tus reinos vigilar la entrada,
mover la cola y enseñar los dientes,
como un dragón ante los pies de un hada.

Yo quiero ser jaguar de tus montañas,
arrastrarte a mi propia madriguera,
para poder abrirte las entrañas...
¡y ver si tienes corazón siquiera...!


POEMA PIEDRA NEGRA SOBRE PIEDRA BLANCA DE CESAR VALLEJO

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos

los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia y los caminos...

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